sábado, 19 de junio de 2010

Su ojo.

Me acordé de alguien y de súbito, vino a mi mente una fotografía mental que hace años, en el 2007 para ser más exacta, puse en palabras:


Un ojo.
Una mano cubriendo el rostro, el codo reposando en la mesa, la espalda recta, la cabeza mirando de frene. La mano relajada en realidad solo cubre la mitad del rostro, algo más de la mitad, no dejan ver los labios ni uno de los ojos, sin embargo el único que se ve está vivo, parece no observar, esta viva esa mirada. El fondo de aquella mirada es un color amarillo o quizá naranja oscuro opacado por unas altas y sutiles lucecillas, las luces de la caja más al fondo dan con marco a la cara y la resaltan un poco y detrás de ello la calle, carros y buses y ruidos, bares pasando la calle, la gente caminando y caminando, una iglesia, un cielo nocturno, pero esto no es más que oscuridad, un fondo oscuro, una imagen llena de oscuridad, una chaqueta oscura también, lo único claro y tranquilo: aquel ojo que ha escapado del abrigo de la mano; un ojo brillante, lo que brilla en él es la pupila oscura. Imagen mirada por una mujer miope y distraída. Una fotografía en mi cabeza. Dos segundos a lo sumo tres.

Éste era su ojo, el lugar enfrente de Lourdes en Bogotá, era de noche, el sitio era oscuro.

No hay comentarios: