viernes, 16 de abril de 2010

El ron y las cartas.




Son las 17,52 de la tarde de viernes en esta universidad nacional de Colombia. Y estoy sentada en esta cafetería, en el Wimpie, esperando que la inspiración se avanlanche sobre mi para poder hacer un ejercicio instrospectivo. De todas formas el hecho de estar intentando hacerlo ya es un indicador de la insipiración.

Qué me ha motivado a entrar de nuevo a este íntimo lugar mío? Los jóvenes. Hoy es viernes y estoy ubicada en una de las cafeterías que es punto de encuentro, y hoy viernes, es definitivamente un punto de encuentro que implica miles de cosas, esas cosas que pasan entre los jóvenes, entre los jóvenes de la nacho.

En frente mio hay un par de tortolitos que están aislados del universo, no creo que tengan mas de 20, y tan solo se saben el uno frente al otro, mirándose fijamente, pasan por momentos de intensa ternura a momentos de insoportable tensión... No se dicen mayor cosa, por lo menos no de aquellas que se escuchan. A mi lado derecho, hay una pareja de jóvenes, el se ve como un reverendo estupido, intentando no aburrir mas a su de por sí ya aburrida amiga a la que parece pretender!

Al otro lado, la comedia y envidiable comadería de un grupo de unos 15 estudiantes de alguna ingeniería jugando cartas, ni una mujer entre ellos!! apuestan con modenas de 100. Se ve cada mirada, cada gesto. Se respira, se envidia amistad! (Tomé la fotografía con mi celular, así de mal tomada, para que ellos no se dieran cuenta, cómo me hace falta una cámara de verdad!)

En la perola el ruidoso hechando cuentos, procurando que su auditorio, exigente auditorio, no se disperse, no se aburra.

Sorpresa, un grupo de mamertos repartiendo ron en una mesa!

Hoy es viernes, ando sola con mis fantasmas de la universidad, la gente, las mesas vacías, los futuros ingenieros que se marcharon a tomar, seguramente. La nena que por fin tuvo piedad del tonto que casi mutaba en payaso para mantenerla a su lado... desde el inicio un intento fallido, energía y verguenza perdidas en nada.
Gente guapa, gente pila, gente descarada, gente con traumas y alegrías mediadas por el orgullo, el alcohol, la hierba, el intelecto.

Miles de yos en todas partes, lejos de mi, pero como mi alma. Suelta una risotada entera el auditorio de la perola y el cuentero ni se inmuta... Cualquiera que conozca la nacho entenderá de que hablo, pero debe haber tal cual que no tiene idea, pues bien, cerca del Wimpie está la perola, el centro de cuenteros por excelencia. (Hago esta aclaración sacrificando mi escrito y sabiendo que probablemente nadie lo lea! irónico el asunto)

Los tórtolos han decidido no soportar más el silencio... son apenas unos niños!! que dulce tortura les amara, parecen enamorados. Digámoslo... están enamorados hasta la perdición.

Sobre mi mesa, mi paraguas, el café sin azucar y con un poco de canela, su recuerdo, el vaso vacío.

Viernes en la tarde en la Nacional.